miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿ Qué es el método CES?

                                                                 foto: gato con marcaje en la oreja 



¿POR QUÉ ‘ATRAPAR-ESTERILIZAR-RETORNAR’ A SU ENTORNO  ES LA SOLUCIÓN DEFINITIVA  PARA EVITAR LA SUPERPOBLACIÓN FELINA,  Y EN CAMBIO ‘ATRAPAR-ESTERILIZAR-ADOPTAR’ NO LO ES?
(Extraído de Alley Cat Allies, Bulletin ‘Feral Cat Activists’, 2007)

En primer lugar, definamos una serie de términos:

GATO ASILVESTRADO: Literalmente, “gato no domesticable”. Si bien estos gatos pudieron ser en su origen gatos domésticos perdidos o abandonados, que se adaptaron a sobrevivir en la calle en régimen de libertad, o bien gatos ya nacidos de una madre asilvestrada,  sin apenas contacto humano. Estos gatos en estado adulto raramente pueden convertirse en domésticos, pese al esfuerzo de meses o años que se les dedique, y NO soportarán fácilmente la cautividad de la vida doméstica.
Suelen vivir en la calle, formando colonias, que es su unidad social, habitando cerca de una fuente de alimentación y protección, pudiendo sobrevivir en cualquier lugar donde la hallen, y prácticamente en estado salvaje.

GATO CALLEJERO: Suelen ser gatos que siendo domésticos salen a la calle y acaban perdidos, o gatos domésticos que fueron abandonados. En este caso, y dado que en su día fueron animales de compañía, su posibilidad de ser de nuevo socializados y dados en adopción es muy alta.

¿CÓMO PODEMOS DISTINGUIR UN TIPO DE OTRO?

En primer lugar, hay que observar el aspecto y el comportamiento del gato. El callejero probablemente se nos acercará, si bien no lo suficiente como para dejarse tocar por nosotros, y puede parecer sociable con el alimentador, comiendo rápidamente de la comida que le pongamos en nuestra presencia, incluso vocalizará al humano con insistencia para pedírsela. Puede tener un aspecto desaliñado como si no estuviera acostumbrado a la vida en la calle, y se dejará ver a cualquier hora del día.
Por el contrario, el gato asilvestrado  es silencioso y no se acercará a desconocidos, y por lo general sólo se deja ver desde el anochecer hasta el alba, a menos que esté muy hambriento y busque comida. Este tipo de gatos están adaptados a vivir en la calle y probablemente estará bien acicalado; si le ponemos comida normalmente esperará hasta que nos hayamos ido para empezar a comerla.

CAPTURA/ESTERILIZACION/RETORNO (TNR): Es un método no cruento de reducción de poblaciones felinas, rápido y a largo plazo. Consiste en realizar programas masivos dirigidos a los gatos asilvestrados y callejeros en zonas urbanas y rurales, con el objetivo de ser capturados, revisados sanitariamente, vacunados y esterilizados de un modo humanitario y bajo estricto control veterinario. Las crías y los gatos mansos pasan a vía de adopción, y los gatos asilvestrados serán devueltos a su hábitat bajo la responsabilidad de su cuidado por humanos. Los gatos enfermos o heridos que puedan curarse, no se devolverán a su entorno, y los que no tengan recuperación posible serán humanitariamente eutanasiados.

El gato doméstico (felix catus), que tan importante papel juega en nuestras vidas, nace y vive en una extensa gama de circunstancias, desde los mimados gatos domésticos a los asilvestrados, o gatos libres. En realidad ambos son parecidos, a pesar de vivir en diferentes entornos, ya que constituyen una misma especie, pero el gato asilvestrado está mucho más cerca de la vida salvaje en su estado puro, sólo que se encuentra en un hábitat colonizado por el hombre, y ha aprendido a sobrevivir en libertad.

Alleycat conoce a muchos cuidadores comprometidos que invierten gran cantidad de esfuerzo y tiempo en procurar encontrar hogares para gatos asilvestrados, con la intención de domesticarlos. Lamentablemente, esto significa consumir mucho tiempo en un proyecto con muy pocas expectativas de éxito. Incluso cuando un gato asilvestrado “se domestica”, sólo lo manifestará con el cuidador que se lo llevó consigo; muy raramente con otros humanos, o en otras casas.


EL VAGABUNDEO NO ES LO MISMO QUE EL ESTADO ASILVESTRADO

Un malentendido muy frecuente entre los cuidadores y la población en general, es creer que los gatos que merodean en libertad son gatos asilvestrados. De hecho, entre éstos podemos encontrar toda la gama: desde gatos domésticos  que salen fuera de su casa, hasta gatos verdaderamente asilvestrados que viven independientes de los humanos.





LA DINÁMICA DE LA SOCIALIZACIÓN

Ante todo, habría que plantearse la siguiente pregunta: ¿por qué los humanos nos sentimos impulsados a llevar a nuestra casa a los gatos asilvestrados, y por qué ellos se resisten a nuestras buenas intenciones? ¿Es acaso que no entienden que queremos su bien, o es “nuestro bien proyectado en ellos” lo que en realidad perseguimos?

Es inherente a la naturaleza humana (si no está demasiado enferma para desvirtuar ese rasgo), el querer alimentar, proteger y cuidar a otros seres cuya necesidad percibimos, procurándoles calor, seguridad y bienestar. Sin embargo, y a pesar de ser un rasgo admirable tal sentimiento, no siempre resulta una actitud apropiada para el gato asilvestrado. El impulso de retirar de la calle a gatos asilvestrados refleja en ocasiones nuestra propia necesidad de ser protegidos, y no es lo mejor para esos gatos, ni es lo que los gatos en cuestión necesitan. Por lo general, estos gatos han vivido sus vidas si más contacto humano –en el caso de tener esa suerte- que el que mantienen con su cuidador que les alimenta y cuida en la colonia. En el bagaje de su instinto de supervivencia, estos gatos incluyen la desconfianza hacia los humanos, y el temor evidente al confinamiento. Un elemento clave para su seguridad es su habilidad para huir cuando perciben un peligro.

Por ello es por lo que, aún cuando hayamos alimentado a un gato asilvestrado durante mucho tiempo y nos demuestre confianza estando en su territorio, esta confianza puede verse seriamente malograda al verse cautivo, y retirárnosla para siempre. Estar limitado en el interior de una casa u otro lugar cerrado, puede ser la experiencia más aterradora que haya tenido nunca. Puede ser que incluso nos parezca que con el tiempo se adapta o que al menos deja de bufar y de estar acobardado, pero nunca estará cómodo ni dejará de buscar la forma de escapar. Por otra parte, la cautividad puede dañar la salud física y mental del gato.

La verdadera casa del gato asilvestrado es el lugar donde han nacido y se han criado, donde han desarrollado fuertes vínculos entre ellos y con su territorio, vínculos que definen su existencia, por eso, aún siendo difícil de aceptar y a pesar del vínculo que nosotros hayamos desarrollado con ellos, hay que entender que los propios lazos con otros animales de su grupo y con su territorio, son mucho más fuertes y más significativos para su bienestar. Puede ser que en el interior de una casa estén más seguros y calientes, pero fuera son más felices. Su relación con ése medio y su grupo social de referencia, es lo que más les acerca y desarrolla su auténtica naturaleza.

Otra razón que impulsa a la gente a querer rescatar a los gatos de la calle es la creencia de que estos animales viven vidas cortas y desgraciadas, idea que ha sido mantenida por demasiados grupos, incluyendo alguna de las organizaciones más importantes del país.

La realidad es que el bienestar de los gatos está mucho más amenazado como consecuencia de sus conductas de apareamiento, nacimientos y camadas malogradas, y que únicamente la esterilización cambia de modo radical este panorama, ya que los machos dejan de pelear y vagar, y las hembras dejan de tener la servidumbre de la crianza, la inseguridad de su defensa, que las deja a merced de todo tipo de vicisitudes; el control veterinario les asegura una mejor protección y mayor nivel de salud, y los gatos de colonias gestionadas –en general- pueden llegar con frecuencia a vivir hasta 10 años o más.

EL PASO DE ALIMENTAR A PROTEGER Y ESTERILIZAR

¿De qué forma puede un cuidador expresar su deseo de mejorar su actuación? Sin duda, mediante un programa TNR.

El elemento principal y más crítico del TNR consiste en la socialización y adopción de cachorros y adultos abandonados. Cuando reciben suficiente cariño y atención individualizada los cachorros de hasta ocho semanas pueden en general ser completamente socializados para convertirse en gatos domésticos; los cachorritos  accidentalmente separados de la madre, o que encontremos en un lugar peligroso, requerirán ser alimentados con biberón cada 3-4 hrs. A su vez, los adultos dóciles –gatos que por una u otra razón perdieron su casa- pueden a menudo ser resocializados y adoptados, Por tanto, en ambos casos, su acogida y cuidado es una contribución impagable al proceso, y supone sin duda el mejor uso de los recursos de que dispongamos.







EL MAYOR BIENESTAR PARA EL MAYOR NÚMERO DE GATOS

Los objetivos del movimiento por los Gatos de la Calle, son:

-      Cambiar el modo en que los gatos asilvestrados son comúnmente tratados en nuestro país.
-      Reconocer su derecho a la vida y al lugar que ocupan en el entorno medioambiental.
-      Mejorar sus condiciones de vida en la medida que nos sea posible, especialmente mediante la aplicación del TNR.

Todo ello con el objeto de enfocar su existencia desde una óptica humanitaria, y no de exterminio, como medio de reducir su población. En otras palabras: salvar y mejorar las vidas de tantos gatos como nos sea posible.

Resolver el problema de la superpoblación mediante el rescate y la adopción, sencillamente: no es posible. Los gatos callejeros se reproducen mucho más deprisa de lo que nosotros necesitamos para socializarlos, y son exterminados en los refugios en un número muy superior al que son adoptados. Incluso pensando que la adopción constituye la vía más deseable, no existen recursos materiales para socializar y adoptar a las decenas de miles que viven en el país.

Y no hay que olvidar que con el tiempo y la energía que se invierte intentando socializar a gatos asilvestrados, miles de gatos abandonados y cachorros pueden tener una salida para la adopción, teniendo un verdadero impacto en la mejora de sus vidas.

Ha llegado el momento de examinar seriamente las razones que nos mueven a trabajar en nombre de los gatos callejeros. Contando con aquellos cuidadores únicamente involucrados en su alimentación diaria, que forman una parte importante de este gran escenario, el movimiento de ayuda a los gatos de la calle tiene ya en USA veinte años de historia. Si nuestro objetivo final es conseguir el bienestar del mayor número de gatos posible, el único camino racional y humanitario para conseguirlo es aplicando el TNR, no hay otra alternativa, porque cada día nacen más y más gatos, y eso es un hecho incontestable.

(Nota: la cursiva es de A. Jiménez)


De Donna Bishop, fundadora de ALLIANCE FOR ANIMALS.
Extraído de ALLY, periódico de la organización, Vol. 11, nº 2

Entre los defensores de los gatos los hay de dos tipos:

Quienes como nosotros piensa que debemos esterilizarlos y devolverlos a la calle, su medio natural, y quienes por el contrario consideran una crueldad que a ésos bellos y fieles animales, a los que hemos estado alimentando durante años y que hasta se dejan acariciar por nosotros cuando les alimentamos, responden a nuestra llamada, e incluso a los que hemos puesto nombre, se les devuelva al “infierno” de la calle. Piensas éstos que estos gatos podrían ser socializados tan sólo con que alguien se tomase el suficiente tiempo  y esfuerzo para dedicarse a ello. Precisamente nosotros hemos tenido ya gatos así en casas, y hemos trabajado con ellos con algunos resultados positivos, y pensamos que podemos encontrarles un hogar tan sólo con darles ésa oportunidad. Dejarlos en la calle de nuevo es, sencillamente, un acto de comodidad e irresponsabilidad.

Esta polémica está ya muy manida: ‘nosotros’ estamos siempre seguros de saber qué es lo mejor para ellos: el frío es malo, nadie tendría que vivir en el exterior, si puede evitarlo. Y pensamos que hacemos bien cuando nos los llevamos a casa, que estamos acertando cuando esperamos que ellos compartan nuestras casas con otros felinos domésticos, disfrutando de nuestro confort y nuestro cobijo. Es posible que lleve tiempo, pero seguramente acabarán reconociendo que estamos cuidándolos y que no les haremos daño, que pueden confiar en nosotros. Pensamos incluso que nos agradecerán el haberlos rescatado  de sus terribles vidas en la calle.

Pero la verdad es que somos nosotros quienes estamos equivocados, confundiendo nuestras necesidades con las suyas; somos nosotros quienes necesitamos a los gatos y no al revés. Necesitamos sentirnos importantes, salvadores, pensando que hemos conseguido una heroicidad, algo muy difícil en lo que hemos triunfado, aunque ello nos haya supuesto horas de dedicación junto al gato ¡Y tanto que difícil!....pero no siempre es lo que el gato deseaba.

Porque nuestra vanidad complacida nos impide ver que los gatos están aterrorizados, que los estamos forzando a adaptarse a un entorno hostil adecuado tan sólo a lo que es nuestra definición de lo bueno, y no vemos que lo que los hace realmente  ‘especiales’ es su libertad y su fuerza, su independencia esencial, su naturaleza, en definitiva, libre y salvaje.

Es cierto que la vida de los gatos de la calle es de hecho mucho más corta que la del gato doméstico, pero son sus vidas, su relación con el grupo de sus compañeros de especie, su entorno, su mundo. Y es su verdadero instinto el que les mueve a evitar a los humanos y evitar el confinamiento: por eso tratarán desesperadamente de escapar de nosotros y regresar al mundo que conocen y entienden. Si queremos comprender de verdad a los gatos libres, si queremos verdaderamente cuidarles, y si podemos superar esa necesidad tan humana de poseer y controlar, debemos dejarles ir. Podemos velar por ellos a distancia, admirar su espíritu y contentarnos con ver sus vidas tal cual son, y ayudarles en sus verdaderas necesidades: esterilizándolos, protegiéndolos de la enfermedad, construyéndoles un refugio y educando a nuestros vecinos acerca de todo esto y sobre todo, no intentando nunca hacernos sus dueños. Dejémosles su libertad, su tranquilidad y su dignidad.


Traducido por C. Teruel,
Octubre de 2007







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